Durante la primavera de 2010, el catamarán Plastiki inició su ruta de 7.500 millas desde San Francisco a Sídney. Buscando reconsiderar la forma en que se usa y se reutiliza el plástico, y con la idea de generar un diseño totalmente “fuera de la red” (en medio del Oceáno Pacífico), Architecture For Humanity se formuló el proyecto como un barco que flota sobre botellas recicladas, anidadas dentro de un sistema de paneles de plástico también reutilizados.
Más información e imágenes de la travesía de la Expedición Plastiki, después del salto.
La innovación es un reto y el mayor desafío fue adaptar el nuevo sistema de materiales (srPET) para lo que prometía ser un viaje exigente. Además, dentro del diseño naval, había que conciliar las exigencias para el buen funcionamiento del barco y lo que la gente necesita para un viaje prolongado.
La adopción del huevo como una forma generativa es un claro ejemplo de "biomimetismo", es decir, mirar a la naturaleza para buscar soluciones inteligentes de diseño. En este caso, se necesitaba una forma fuerte para soportar la fuerza de las olas y las tormentas durante el viaje.
El diseño de la cabina es informado por las conchas de varios residentes de larga duración en la tierra. Caparazones de tortuga, la armadura del cangrejo y los huevos contribuyeron a generar la forma general, con placas y pliegues integrados que conforman la geometría de la cabina.
Se integraron sistemas de aguas residuales en la cáscara de la cabina, la que recoge el agua de la lluvia para luego ser filtrada y almacenada. Paneles solares fotovoltaicos están dispuestos sobre la cubierta, además de otras fuentes energéticas, como la generada por el viento. Esto se suma a "jardines canoa” que se hacen eco de los jardines a bordo de los antiguos barcos polinesios.
Además del uso de 12.500 botellas de plástico para flotar sobre el agua, uno de los aspectos más interesantes del diseño del Plastiki es su cabina. Esta se construye a partir de plástico reforzado PET, que es en esencia, plástico molido fundido para conformar paneles. El proceso se puede repetir las veces que sea necesario, por lo que el ciclo de vida del material no tiene fecha límite. La idea es sustituir a la fibra de vidrio y generar una alternativa competitiva en cuanto a costos y posibilidades de diseño.
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